Cuando Francisco Javier y su equipo en Grupo Gaselec se encontraron ante la necesidad de cubrir una posición directiva clave en Cablemel Telecomunicaciones, sabían que el desafío no sería fácil.
El reto era doble. No solo necesitaban a alguien con una vasta experiencia en gestión, sino que además, esa persona debía estar dispuesta a reubicarse en una zona remota, alineándose con la ubicación operativa de la empresa. "La búsqueda de talento directivo siempre es difícil, dado que el espectro de candidatos objetivo es reducido", explica Francisco Javier. Pero en este caso, las circunstancias lo hacían aún más complicado.
Sabía que más allá de las habilidades técnicas y la experiencia, lo que realmente marcaría la diferencia sería la capacidad del nuevo líder para encajar en la cultura única de la empresa, sin perder de vista los principios fundamentales que han guiado a la organización durante más de un siglo.
Fue en este contexto que Francisco Javier decidió contactar con Robert Walters, un nombre que ya conocía gracias a una experiencia previa, aunque en circunstancias diferentes. “Tuve el privilegio de ser incluido en un proceso de selección a través de Andrés Jiménez”, recordó Francisco Javier. Aunque esa primera oportunidad no prosperó, algo en la forma en que fue tratado dejó una huella en él. “Me marcó la cercanía y la profesionalidad en el trato de los candidatos”, añadió.
La relación que comenzó como un contacto profesional evolucionó rápidamente. Francisco Javier valoró profundamente la atención personalizada y el respeto que Andrés y su equipo mostraron en cada paso del proceso. Para él, era crucial que el proceso de selección no se convirtiera en un simple intercambio comercial, sino en una interacción genuina que respetara la humanidad de todos los involucrados.
Identificar y cuidar a las personas detrás del talento es fundamental.
Gracias a la colaboración con Robert Walters, Grupo Gaselec logró cubrir una posición estratégica que, en palabras de Francisco Javier, se había convertido en un “desafío difícil por la falta de candidatos y especificidades muy limitantes de los puestos a incorporar”. Sin embargo, Andrés y su equipo demostraron una capacidad extraordinaria para “investigar el mercado” y encontrar a la persona adecuada, brindando a la organización la tranquilidad de saber que, por difícil que fuera la búsqueda, siempre habría una selección de candidatos afines entre los que escoger.
El impacto de esta colaboración fue evidente no solo en los resultados organizacionales, sino también en la experiencia del candidato seleccionado, Jorge Aragón. Con más de 50 años, Jorge aportó una mezcla invaluable de madurez, serenidad y compromiso, cualidades que la empresa buscaba desesperadamente. Francisco Javier se mostró especialmente orgulloso de demostrar que la experiencia y el talento no disminuyen con la edad, sino que, como en el caso de Jorge, se acentúan y enriquecen con el tiempo.
Para Francisco Javier, trabajar con Robert Walters fue una experiencia que superó todas sus expectativas. Lo que comenzó como una simple relación de negocio se transformó en una amistad basada en la confianza y la implicación personal.
Andrés ha pasado de ser un consultor a ser un amigo.
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