Reinventarse después de 12 años
Durante más de 12 años, Lucía construyó una sólida carrera en el sector financiero. Empezó en el Royal Bank of Canadá, donde formó parte de la mesa de ejecución, gestionando operaciones en un entorno exigente y de alta presión. Su experiencia se amplió aún más cuando trabajó en la gestión de liquidez del Banco de España, un rol técnico que requería precisión, análisis y visión estratégica.
Más adelante, se unió a Banco Inversis, donde además de continuar desarrollando sus capacidades en ejecución, se adentró en otras áreas como el desarrollo de negocio y la prospección de clientes. Fue allí donde empezó a conectar, sin saberlo aún, con lo que hoy se ha convertido en su verdadera vocación, cambiar la vida de las personas.
Tras muchos años en el sector bancario, Lucía sentía que dominaba su terreno profesional, pero también que algo faltaba. Quería crecer de otra forma, cambiar de ritmo, explorar nuevas perspectivas. Así fue como dio el paso a la consultoría, adentrándose en el mundo del venture capital, un entorno que combina estrategia, innovación y contacto con empresas en crecimiento. Fue un cambio importante, pero no el definitivo.
El verdadero punto de inflexión llegó cuando se unió a Robert Walters. Aquí, Lucía descubrió algo que no había encontrado antes, una conexión directa con el talento, con las personas, con sus historias y aspiraciones. Dejó atrás las cifras para centrarse en lo humano. Hoy se dedica a identificar, acompañar y conectar talento con oportunidades. Y eso, dice, le da un sentido completamente distinto a su día a día.
Lucía ha demostrado que cambiar de rumbo no significa empezar de cero, sino construir sobre lo aprendido desde otro ángulo. Que no hay un único camino profesional, y que cada experiencia, incluso en sectores muy distintos, puede ser una pieza clave para encontrar tu lugar.
Historias como la suya nos recuerdan que descubrir lo que realmente te apasiona lleva tiempo, y que muchas veces hay que pasar por lo que no te llena del todo para saber lo que sí. Lo importante es atreverse a dar el paso. Porque cuando haces lo que te gusta, el trabajo ya no solo se mide en logros, sino también en satisfacción.